Nuestros antepasados consumían los productos según la temporada de recogida, siguiendo el ritmo marcado por la naturaleza. ¿Por qué hemos dejado de hacerlo?
Porque el ser humano se desconectó del mundo agrícola y tuvo la oportunidad de tener al alcance de su mano cualquier producto que no fuera de la época, que fuera exótico, gracias a la importación y el cultivo de invernaderos.
Como se ha comprobado actualmente todas estas maneras de producir tienen efecto sobre el planeta, ya que generan residuos y gases efecto invernadero, perjudiciales para nuestro medio ambiente. Además consumir productos de temporada beneficia no solo al planeta sino que están en su punto óptimo y son más económicos, además de favorecer la agricultura de proximidad.
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