Los primeros años de vida son una etapa clave para establecer hábitos alimenticios saludables. Evitar el consumo de azúcares libres en estas edades no solo previene problemas de salud a corto y largo plazo, sino que también fomenta una alimentación equilibrada basada en alimentos naturales. Ofrezcamos a nuestros niños y niñas opciones nutritivas y permitámosles descubrir el sabor real de los alimentos. Una de las recomendaciones más importantes de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría es evitar el consumos de azúcares libres. Pero ¿Por qué es tan importante esta restricción? A continuación, te explicamos las razones fundamentales.
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sinAzucar.org |
¿Qué son los azúcares libres?
Los azúcares libres son aquellos que se añaden a los alimentos y bebidas, así como los presentes en miel, jarabes y jugos de fruta. No incluyen los azúcares naturalmente presentes en frutas enteras, verduras y leche.
Razones para evitar los azúcares libres en los primeros años de vida
El poder de la industria alimentaria
La industria alimentaria ha influido de manera significativa en los hábitos alimenticios desde los primeros años de vida. Uno de los ingredientes más polémicos es el azúcar añadido, presente en una gran cantidad de productos dirigidos a bebés y niños pequeños. ¿Cómo afecta esto a la salud de niños y niñas y qué papel juega la industria alimentaria en su consumo excesivo?
- captando consumidores desde la infancia
Las grandes corporaciones alimentarias han diseñado estrategias agresivas para fidelizar a los consumidores desde una edad temprana. Esto se traduce en la formulación de productos altamente palatables y adictivos, con altos niveles de azúcar añadido, diseñados específicamente para atraer a los niños y a sus familias.
Algunas tácticas que utilizan incluyen:
Etiquetado engañoso: Frases como “sin azúcares añadidos” o “natural” pueden ocultar formas de azúcar como jarabes, concentrados de jugo de frutas y otros edulcorantes.
Publicidad dirigida: Personajes infantiles, colores llamativos y estrategias de marketing emocional que asocian sus productos con felicidad y bienestar.
Disponibilidad y accesibilidad: Los alimentos ultraprocesados con azúcar añadido son más baratos y están ampliamente disponibles en supermercados y tiendas.
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Un ejemplo de algunos productos para bebés y niños. sinAzucar.org – Revelando el azúcar oculto de los productos industriales |
Mito: ¿El cerebro necesita azúcar?
A menudo escuchamos que el cerebro necesita azúcar para funcionar correctamente, pero ¿Qué tan cierta es esta afirmación? Si bien es cierto que el cerebro utiliza glucosa como su principal fuente de energía, esto no significa que debamos consumir grandes cantidades de azúcar añadido en nuestra dieta diaria.
- El papel de la glucosa en el cerebro
El cerebro es un órgano altamente demandante de energía y utiliza aproximadamente el 20% de la glucosa que consumimos. Esta glucosa es utilizada para mantener sus funciones cognitivas, la memoria, el aprendizaje y la concentración. Sin embargo, es importante destacar que la glucosa necesaria para el cerebro proviene de la descomposición de carbohidratos saludables y no necesariamente de azúcares libres o añadidos.
- Efectos negativos del exceso de azúcar en el cerebro
Aunque el cerebro necesita glucosa, el consumo excesivo de azúcar añadido puede tener efectos negativos en la salud cerebral, tales como:
Deterioro cognitivo: Estudios han relacionado el consumo elevado de azúcar con un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Dependencia y cambios en el estado de ánimo: El azúcar puede generar una sensación de placer momentáneo, pero a largo plazo puede contribuir a la ansiedad y la fatiga.
Inflamación y estrés oxidativo: El exceso de azúcar en la dieta puede provocar inflamación en el cerebro, afectando la memoria y la concentración.
¿Existen alternativas saludables?
No es necesario consumir azúcares añadidos para garantizar el buen funcionamiento del cerebro. Nuestro organismo es capaz de obtener glucosa de fuentes naturales y saludables, como:
Frutas frescas enteras, verduras y legumbres que contienen fibra y nutrientes esenciales.
Cereales integrales, frutos secos o semillas.
Lácteos sin azúcar añadido como yogurt natural o queso.
Agua como bebida principal, evitando zumos y refrescos o bebidas azucaradas.
Preparaciones caseras sin endulzantes, priorizando sabores naturales.
Leer etiquetas y evitar productos con altos niveles de azúcar añadido.
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