Mi hijo no quiere comer sólido

 Nos encontramos con familias desesperadas que nos dicen que su hijo o hija se niega a probar alimentos que no sean purés a pesar de tener más de dos años de edad. ¿Qué podemos hacer? ¿Tiene solución? De esto trata esta entrada.

La alimentación complementaria se inicia  a partir del sexto mes de vida de la criatura y supone un gran cambio en su vida, que va a pasar de alimentarse exclusivamente de leche a ir familiarizándose con otro tipo de alimentos que constituyen la dieta del adulto.

Es en este momento cuando el adulto empieza a ofrecerle una variedad de alimentos, sabores, texturas, formas de cocinar... y decide qué tipo de alimentación ofrece a su hijo en su dieta, alimentación saludable o no tan saludable. También decide el orden de introducción de alimentos, ya que aunque hay una creencia popular de que primero se introducen los cereales, luego las frutas y verduras y luego la proteína, lo cierto es que podemos empezar por el alimento que queramos y en el orden que queramos. Todo esto es lo que el adulto elige y sin embargo,  la niña o niño es el que decide la cantidad que come, el adulto no debe nunca obligarle.

También en nuestra decisión de adultos está como afrontar esta alimentación complementaria: si optamos por purés o triturados y progresivamente alimentación sólida o con el método conocido como Baby Led Weaning (BLW). Aquí vamos a hablar del paso del purés y triturados a sólidos que  suele ser la opción más habitual. Pero ¿Qué ocurre en este momento? que muchas veces lo hacemos como buenamente podemos, sin pautas de como hacer esta progresión y se cometen varios errores:

- Empezamos a darles purés y papillas muy suaves, casi líquidas, sin tropezones; cuando lo ideal es que sean semi-sólidos.

- El miedo del adulto a que se atragante hace que alarguemos este momento de purés y papillas hasta edades avanzadas; sin embargo, entre los 6-15 meses es cuando tienen mayor curiosidad por llevarse cosas a la boca y probar alimentos y texturas. Pasada esa edad se hace más difícil.

Así, nos encontramos con niñas y niños que comienzan a tomar purés y papillas pero que se quedan ahí y no hacen la evolución a la comida sólida. Vemos en las escuelas infantiles criaturas de más de dos años que no quieren comer sólidos y esto supone un gran problema que hay que solucionar. En muchas ocasiones el tiempo pasa y el adulto se da cuenta que ha caído en un círculo de soluciones rápidas, que lejos de solucionar el problema lo mantienen y agravan: el adulto le da el puré mecánicamente si darle autonomía, le pone los dibujos en la Tv o tablet para que esté entretenido y así puedo darle de comer, le dejo un juguete mientras yo le doy... ¿Os suena? Al final estas "soluciones" ocasionan mayores problemas porque la criatura no es consciente de su proceso de alimentación y no está aprendiendo a comer.

Es necesario que el adulto acompañe este proceso de pasar de triturados a sólidos, no que haga este proceso sin que el niño o niña participe. Algo esencial en este proceso es la masticación que es un proceso que se aprende y como todo aprendizaje necesita práctica, y si no se practica los músculos no se desarrollan y después se hace todo más complicado. La masticación es necesaria por que:

- nuestra mandíbula está preparada para ello y debe entrenarse para evitar problemas de dentadura y para evitar problemas en el lenguaje.

- practicar la masticación hace que evitemos muchos atragantamientos.

- introducir alimentos sólidos entre 6 y 15 meses conlleva una mayor aceptación de alimentos saludables y evita problemas de alimentación en la infancia.

Bueno, llegados a este punto os preguntaréis todo esto está muy bien, pero mi hijo tiene dos años y medio y se niega a comer alimentos sólidos ¿Qué hago? Sobre todo tienes que armarte de paciencia, alentar a tu hijo o hija y acompañarle en este proceso que va a ser lento y costoso tanto para él/ella como para vosotros pero no imposible ¿Cómo?

En primer lugar, empezamos modificando su puré, aumentando su grosor y textura, es decir, menos pasado y con algún tropezón.
Si no quiere comer, no le ofrezcas otro menú y no le des nada más que su plato y la fruta o yogurt (lo que le toque ese día) hasta la merienda. ¡No le va a pasar nada!
Una vez que se acostumbra a comer el puré así con tropezones, que ya os voy diciendo, que puede que no suceda a la primera (pueden pasar varios días), el siguiente paso es disminuir la cantidad de puré y aumentar los trozos para que sea capaz de aceptar los trozos de comida como habituales.
El último paso, es que una vez que coma y mastique estos trozos, podemos decir que acepta el sólido y pasarle progresivamente a la comida del adulto. 
¡Prueba superada!




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